Entre 1946 y 1958 los EE.UU. realizaron pruebas nucleares en las Islas Marshall, luego de esas pruebas, durante 4 años, el ejército recolectó todos los desechos nucleares y arrojaron 900.000 metros cúbicos de desechos radiactivos en un pozo ubicado en el Atolón Enewetak (del mismo conjunto de islas) y le pusieron esa tapa de concreto reforzado. Debido a que el nivel del mar ha estado aumentando algunos milímetros al año, esta tumba radioactiva corre el riesgo de inundarse y arrojar su contenido al mar, debido a que el foso no está reforzado.
Dentro del pozo fue arrojado suelo contaminado, junto con otros materiales de desechos radiactivos, como equipos militares, hormigón y chatarra.
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